Fumando espero a la llamada que yo quiero

A finales de 2019 pasé por un momento difícil. Un bloqueo de aquellos que dices: WHAT THE HELL. Fue entonces cuando decidí solicitar la cita al centro de valoración de discapacidad. Hasta aquí todo bien (bueno, y duro también).

Y nos dieron las diez y las once… las doce y la una, y las dos, y las tres. Y nos dieron 1 (maldito) AÑO Y 4 (malditos) MESES. Sí, un año y cuatro meses esperando a que me llamaran.

Pues bien, se acaba el año y celebramos el año nuevo, con jijís y jajás, pasamos otro año y celebramos otro año nuevo, esta vez sin tantos jijís y jajás, sinó con nuestra nueva realidad (its name is Covid, fucking Covid). Pero vaya, a eso que estamos a finales de enero de 2021 y recibo la llamada. Fue tal llamada la que me llevaría a vivir la experiencia con los robots y a deducir el 3, 2, 1….

Y recordar eso ahora, pa’qué? Pues bien, fumando espero a la llamada que yo quiero del psicólogo del CAP (para lo del informe y tal) que solicité hace ya unos 3 (malditos) meses.

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