Vueltas.

Vueltas.

Y de repente me veo escribiendo otra vez.

Otra vez. Pero distinta.

¿Vueltas?

He tenido la cabeza y el corazón ocupados.

Menudas vueltas.

Y de repente estoy luchando. Luchando por mis derechos. Luchando por nuestros derechos. Luchando por derechos. ¿Vueltas? No. Siempre igual.

Derechos. Lucha.

Y de repente tengo ganas de vomitar que mis y nuestros y vuestros derechos dependen de la política que gobierna en mis y nuestras y vuestras tierras. ¿Vueltas? No. Nada nuevo. Asqueroso.

He tenido la cabeza gestionando la no-novedad. Ocupada.

Y de repente,

me doy cuenta.

Me doy cuenta que todo empieza a coger forma, a tener sentido.

Y de repente,

Me doy cuenta que tengo la cabeza ocupada y el corazón lleno.

De repente, veo que mi voz se pronuncia. Mis oídos me escuchan. Mi corazón sana. Y mi cuerpo tiene menos miedo de quererse.

Tanto tiempo dando, tanto tiempo mostrando, tanto tiempo explicando,

De repente, me doy cuenta que es hora.

Es hora de recibir.

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