Confusa.

Es tan fuerte el contraste del yo en verano al yo “conviviendo con la realidad” que me confundo.

¿Hasta qué punto me tengo que esforzar a estar bien? Me explico. Hay días apáticos, que me levanto cansada y triste. Lo más curioso es que es sin motivo alguno. Esto lo sé y lo tengo muy asimilado. Estos días son los que mi yo intenta motivar a mi yo y le “obliga” a arrancar el día de manera distinta. Un positivismo forzado. Mi yo fuerza a mi yo a estar bien. ¿Estar bien? Sí. A hacer cosas que normalmente me hacen sentir bien: andar, hablar, bailar, cantar… Cositas tontas que para mí lo son todo.

La confusión empieza cuando siento que el esfuerzo no funciona, no me hace sentir bien. Entonces paro, respiro y pienso: quizás tengo que aprender a convivir con la sensación de estar así. No rechazar el sentirme apática, sinó abrazarla, escucharla y quererla. Sí.

Pues perdón por lo que voy a escribir a continuación, pero allá voy. Qué puta mierda de sensación. ¿Recibir a la apatia con los brazos abiertos? You are not fucking welcome here. No me gustas y no eres bienvenida. No encajas con mi manera de ser. Yo siento cosas buenas y me gusta, así quya te puedes ir. Llevas más de una semana en mi yo y ya no te quiero más aquí. Enough.

BYE.

Deja un comentario