Días apagados. Días que estoy off. Días así existen, se hacen largos, son intensos. La rigidez corporal la puedo llevar, sí. No hace ni puta gracia pero se puede convivir con ella. Pero el off no lo soporto. Todo lo que siento que me define, lo que creo que soy, desaparece. Siento las pulsaciones (rápidas), siento fragilidad, aprieto la mandíbula sin ser consciente, a veces me duele el brazo izquierdo, voy despacio, me cuesta seguir cualquier conversación… no siento la música. Tengo miedo. ¡¡¡No siento la música!!! Es como si me absorvieran toda la energía que tengo (que no es poca).